de Gallego Fernández, el Domingo, 30 de octubre de 2011, 22:16
(Documento de Coyuntura del MLCM)
La voluntad popular anticipada el 14 de agosto, y ratificada el 23 de octubre, es el despliegue de una nueva etapa del proceso iniciado en diciembre del 2001, la lectura del resultado electoral y la alteración en las relaciones de poder, requieren de una reflexión profunda, para cimentar un proceso liberador y la continuidad de gobiernos populares.
La primera cuestión a resaltar, es el temple y el coraje demostrado por la presidenta, para conducir el proceso, principalmente después de la ausencia de Nestor Kirchner. Reorganizar el dispositivo político que atienda las cuestiones de estado y la construcción política, no era tarea sencilla, muchos compañeros ante la ausencia de Néstor, observaban como imposible, interactuar con la multiplicidad de dispositivos que se habían construido; no solo es meritorio el rediseño de las relaciones políticas con el dispositivo de decisiones, sino afrontar la situación, con la condiciones emocionales y anímicas que produjeron la ausencia del compañero de toda su vida.
En la medida que su liderazgo se afianzaba, todos los que se habían subido a los botes para abandonar el barco, volvieron a los camarotes y nuevamente se convirtieron en Nacionales y Populares, renovando las lealtades de lamebotas, que los caracteriza, sintonizando los discursos e imágenes con el termómetro de la opinión pública, surfeando la ola de consenso.
EL RESULTADO ELECTORAL
La elección de un candidato, tiene múltiples determinaciones, por lo que el resultado electoral condensa las motivaciones de esa decisión, en los medios de difusión masivos, llevan toda una semana analizando la contundencia del resultado, la bonanza económica, la asignación universal, el luto, la creación de empleo, el gasto social etc. En cierta medida el enemigo está desorientado, y generalmente termina reduciendo todo a una oposición política fragmentada, carente de ideas, que no fue capaz de forzar una segunda vuelta.
En este rumiar la derrota, lo que no manifiestan los analistas, es que nadie de la oposición estaba dispuesto a debatir sobre la profundización del modelo y la defensa de los intereses populares; única manera de presentar una oferta electoral competitiva al FPV, cuestión que muy pocos candidatos de la oposición pueden hacer, porque sus conductas durante más de cuatro años fueron antagónicas al modelo y a los intereses populares. En términos sencillos, para ellos, la inflación se debe al gasto público o los incrementos salariales, no a los formadores de precios.
Como contrapartida, el discurso de cierre de campaña de Cristina, pone en evidencia, que el FPV, es la única oferta electoral que manifiesta abiertamente, una opción por los más humildes, ante los intereses de las corporaciones. Palabras que se pueden corroborar con las decisiones de estado, sobre coyunturas donde se manifiestan antagónicos los intereses populares, con los intereses de las minorías vinculadas al imperialismo, (No al ALCA, deuda externa, retenciones, amenazas de despidos en el 2008 etc.). Al gobierno se lo puede criticar por las transformaciones que falta realizar, pero no se le puede señalar una sola decisión de estado, que tenga un costo político, contrariando la voluntad popular.
La contundencia de la derrota, no señala la incapacidad de la oposición, sino la inviabilidad de representar con consenso popular, los intereses de de los poderes fácticos, la única expresión con capacidad de hacerlo, el FAP, está absolutamente limitado, por los antecedentes del progresismo en el Estado, y la forma de aceptar las imposiciones del poder económico. Es inobjetable que el mandato popular es la defensa irrestricta de los intereses de las grandes mayorías, la autonomía del estado frente a las corporaciones y la producción de orden social Justo con la integración de todos los compatriotas, donde la magnitud de la diferencia en el resultado electoral, es el indicador, de que existe una sola fuerza y un solo liderazgo al que le puede confiar este mandato, el FPV y Cristina como conducción del mismo.
LAS RELACIONES DE PODER
Las expresiones de poder real y su dinámica requieren canalizar sus intereses en estructuras políticas, que tengan capacidad de vincular y legitimar su privilegio, en decisiones de estado; (corporaciones, embajadas, iglesia etc.), hoy están carentes de un proyecto político y de liderazgos que cumplan esa función, hasta la esperanza blanca, Mauricio Macri, tiene que conseguir varios cómicos, para disimular, con sustento popular, sus intereses particulares.
Si se observa el plano institucional, los únicos territorios opositores al FPV, son la provincia de San Luis, Santa Fe y la CABA, donde la categoría de presidente, solamente ha perdido en la provincia de San Luis, por lo que el sistema político de partidos, tiende a estructurarse como partido único.
Ante esta situación la oligarquía, tiene como única salida encontrar dentro del Frente para la Victoria, los liderazgos que viabilicen sus intereses, y los expresen hacia dentro del estado, para legitimarlos en decisiones políticas.
Esta acción solamente es posible, si en paralelo, desde el mercado interno o externo, toman iniciativas que debiliten el poder del gobierno nacional y el liderazgo sin mediaciones, que ejerce Cristina; en ello es de esperar, que también intervenga la Iglesia jerárquica, asumiendo la defensa de los más humildes y responsabilizando al gobierno de lo que hacen las corporaciones que controlan el mercado. Todo este tipo de acciones ya la hemos vivido durante la confrontación con el sector sojero y la ley de medios. La diferencia en esta oportunidad, es que buscaran liderazgos “críticos dentro del Frente para la Victoria”, en vez de la oposición deshilachada por la voluntad popular. A la vez que detienen el proceso transformador, obligan al gobierno a mediar su liderazgo con el pueblo atreves de las estructuras políticas del FPV, que sean condescendientes con los intereses de las corporaciones.
El escenario ideal para ellos, tal cual lo propiciaron durante el 2008/09, es generar condiciones que legitimen en el pueblo una situación de crisis, poner al gobierno de rodillas y reemplazarlo por los liderazgos “críticos” que cooptaron en el FPV. En el proceso también se generan condiciones para que la esperanza blanca, crezca en consenso electoral, de forma tal que puedan tener un oficialismo y una oposición funcional a sus intereses.
Las medidas desestabilizadoras desde el mercado, ya están en marcha y se pueden verificar en la fuga constante de divisas y sus intervenciones en el mercado cambiario, en ello tienen expectativas de medidas devaluatorias que impactarían sobre los precios internos, colocando a los trabajadores como responsables de una espiral inflacionaria por las demandas salariales, para recuperar el poder adquisitivo; demoliendo de esta forma la alianza estratégica que hoy existe.
Nos parece desacertado pensar, que la oligarquía intentará diluir el poder de Cristina hacia el final de su mandato, la acción sería muy evidente, y no tendrían tiempo de construir una alternativa política funcional a sus intereses, hasta podrían encontrarse con limitaciones en la comunicación masiva, porque estaría resuelta la desinversión del grupo Clarín. Es muy inocente pensar, que la magnitud del resultado electoral, le impide a las corporaciones y el imperialismo, poner en marcha un dispositivo para debilitar el consenso popular, por el contrario, ya lo hicieron a comienzos del 2008. Hay que entender que la oligarquía, no sólo pretende obtener un resultado económico en las corporaciones que controla, sino que su rol histórico ha sido el control estratégico del país, para expresar sus intereses particulares, como el interés general del pueblo.
En este punto, nuestro objetivo político para los próximos cuatro años, debe ser el fortalecimiento cotidiano gobierno nacional, donde la profundización del modelo, es resolver las contradicciones existentes con las corporaciones, de manera favorable para nuestro pueblo, incrementando el consenso y la organización popular que respalda al gobierno.
LAS CONTRADICIONES EXISTENTES
Desde el 2003 a la fecha, hemos convivido con contradicciones importantes, varias de ellas se fueron resolviendo de manera favorable para el pueblo, y otras permanecen vigentes, nosotros señalaremos las que nos parecen, que su postergación conlleva un alto riesgo, y una modificación en la correlación de fuerzas, favorable al enemigo.
En lo político
La contradicción impostergable en su resolución, es sacar al conglomerado de oportunistas reciclados, sin horizonte ideológico del FPV; son un espacio fértil para cualquier acción que desplieguen las corporaciones. Hemos recibido sobradas muestras de su conducta, para adjetivarlos de esta forma, (La soledad de Nestor y Cristina en el acto de la ESMA, el silencio cuando se bajo el cuadro de Videla, Los silencios y ausencias en los momentos decisivos: la cumbre de Mar del Plata, la quita de la deuda, la confrontación con los sojeros, la estatización de las AFJP y la ley de medios), en todas estas situaciones los espacios institucionales carecieron de iniciativas destinadas a movilizar al pueblo en los territorios donde intervienen. Su grado de lealtad tiene relación directa con sus intereses personales; si gobernase el Che, muchos gobernadores e intendentes, andarían con la boina y la estrella de cinco puntas, y si lo hiciese Hitler, lucirían el emblemático bigotito.
Jamás encontraremos en ellos una argumentación de lealtad al pueblo, y por extensión al gobierno nacional que defiende sus intereses, aspiran a que Cristina se dedique a otras cuestiones y que abandone los temas políticos. Son tiempistas viejos, saben que no hay reelección, y que cuentan con los poderes fácticos para producir un vacío de poder, que los posicione en lugares inmejorables para las competencias electorales.
No es una cuestión apocalíptica la que se plantea; es solamente el recuerdo del Cordobesismo de De la Sota, o el Salteñismo de Urtubey, o las manos atadas del gobernador bonaerense, ejemplos sobran.
Si la militancia y los dirigentes que apuestan a una real transformación de nuestra patria, carecen de la voluntad política, para derrotar al conglomerado de oportunistas y reciclados, la oligarquía contará con una fuerza política que le brinde sustento popular para imponer sus intereses. Esto no es nuevo, el menemismo ha sido la expresión más acabada de este tipo de estrategia.
En esto, no tenemos todo el tiempo del mundo, las elecciones del 2013 es la primer batalla, para garantizar los paradigmas que dan sustento a los gobiernos populares; necesitamos de liderazgos dispuestos a construir una fuerza política, que sea la referencia, para canalizar las demandas populares, vincularlas al estado con propuestas transformadoras, brindando consenso y organización a las decisiones de gobierno. Una militancia que desarrolle herramientas para insertarse en el espacio social, tenga autonomía para deliberar sobre la agenda pública, acrecentando el activo militante y organizando territorial y sectorialmente al pueblo, para defender sus intereses, y expresarlos rotundamente en la competencia electoral del 2013.
Sirven de muy poco los compañeros que asumen liderazgos colectivos, mantienen a la militancia entretenida con actividades que no le disputan poder al enemigo, y a la hora del cierre de listas se encaminan felices a mendigar la consideración de un lugar en una lista, por el esfuerzo realizado.
En las próximas batallas la caja o el prontuario, para disciplinar oportunistas no alcanza, se necesita una fuerza que sea el centro del dispositivo del Frente para la Victoria, con referentes que no dejan de lado las convicciones, que tenga capacidad de neutralizar las acciones de desgaste sobre el gobierno, y una auténtica vanguardia popular para respaldar las decisiones, y expresar las demandas populares en propuestas hacia el estado.
El diseño de una política vertebradora de todos los compañeros que defienden honestamente este proceso, es imprescindible, tanto en la formulación de objetivos políticos, como niveles orgánicos de protagonismo y referentes confiables de mantener inalterable un proceso colectivo.
En lo económico
Como dato objetivo de las contradicciones a resolver, está la brecha entre el precio de los bienes a valores internacionales y el salario a valor local; está asimetría es la que permite a las corporaciones obtener una tasa de ganancia obscena; donde el capital acumulado lo transforman en dólares y lo giran al exterior, ya sea por el nivel de transnacionalización existente, como la articulación de las corporaciones a estrategias globales, donde el centro de rotación del capital sigue siendo Wall Street.
El control que ejercen las corporaciones sobre el mercado les permite decidir sobre la evolución de los precios internos, socavando el poder adquisitivo de los trabajadores, y deslegitimando el instrumento de las paritarias y el rol de los sindicatos. El proceso inflacionario produce otra brecha entre la evolución de precios internos con el precio de las monedas extranjeras, forzando de esta forma una devaluación, la cual impactaría sobre los precios internos, generando las condiciones, para una espiral inflacionaria al momento, que los trabajadores reclamen la actualización del salario.
El estado necesita de manera urgente realizar modificaciones estructurales sobre los instrumentos de política económica que tiene a su disposición. Primero modificar la ley de Inversiones Extranjeras sancionada por Videla y Martínez de Hoz y perfeccionada por Menem y Cavalo. Se necesita cuantificar la inversión directa recibida del exterior y estipular los tiempos de retorno, como también reglamentar que parte de las utilidades pueden remitir al exterior y que parte deben capitalizar en el país, debemos romper con la falsedad ideológica de que las inversiones externas generan riqueza, lo único que genera riqueza es el trabajo, y el estado argentino tiene que contar con suficiente soberanía, para determinar como se retribuye la inversión y como se retribuye el trabajo y se forma capital propio en el país.
El segundo instrumento de estado, debe ser la soberanía monetaria, el total de dinero depositado en el sistema financiero, es el ahorro de los argentinos, y es otra falsedad ideológica de que la entidades financieras deban tener libre disponibilidad. No puede ser, que hoy se estén pagando descubiertos a una tasa cercana al 60% anual y se descuenten cheques al 9% mensual, o se cobre un 40% en el crédito otorgado por medios de pago electrónicos. El spread de los bancos en cualquier parte del mundo no supera el 2%, es la diferencia entre la tasa pasiva, (plazos fijos), y la tasa activa, (prestamos). En consecuencia se debe poner fin a Ley de Entidades Financieras vigente de Videla y Martínez de Hoz, pasando a considerar los depósitos como ahorro de los argentinos, y otorgando al Banco Central la facultad para fijar su disposición y la utilidad de los bancos por operarlos; ya que es el Banco Central, el que responde por ellos. De esta manera se puede orientar los créditos al sector productivo y al consumo popular, modificando la actual tendencia de usura y orientación al consumo suntuario.
El otro instrumento que requiere el estado para alcanzar soberanía monetaria, es modificar la carta orgánica del Banco Central; no pude ser que bajo otra falacia ideológica, se sostenga, que su rol es defender el valor de la moneda, con respaldo de moneda extranjera; el Banco Central debe ser el instrumento financiero de la política económica del gobierno, y no que tenga una limitada capacidad de brindar asistencia financiera al estado por el plazo de un año como hoy ocurre. La moneda es sobre todas las cosas un instrumento de crédito, lo son, los pesos, los dólares o euros; todavía ninguno de los cráneos que agitan la bandera de que la emisión es inflación, nos ha explicado porque la base monetaria de cualquier país europeo representa del 70 al 100% del PBI, en tanto que en argentina apenas alcanza el 13%, ni hablar de los yanquis cuya base monetaria es cinco o seis veces su PBI. El mejor respaldo de la moneda argentina, es el incremento constante de riqueza y la excelencia en calidad de vida de los 40 millones que habitamos en el territorio.
En lo social
De la misma forma que se han fijado objetivos para el 2020 en el sector agrícola, industrial y de turismo, necesitamos tener metas en lo social, que constituyan la justificación de las medidas que se toman en lo económico y que exprese claramente un orden de Justicia Social y felicidad de nuestro pueblo.
Las herramientas económicas que mencionamos deben estar articuladas a los planes estratégicos, para erradicar el déficit habitacional; brindar sustentabilidad de todas las ciudades y pueblos, agregando valor a los consumos con mano de obra local; desarrollar un sistema multimodal de transporte basado en el FFCC; cambiar la matriz energética; nivelar la calidad educativa hasta alcanzar el Estándar del Colegio Nacional de Buenos o el Otto Krause; consolidar un sistema integral de salud en el marco de una ley nacional, que recupere el sentido carrillista de un pueblo produciendo salud, y no hospitales abarrotados de enfermos. Todas estas cuestiones son convergentes para alcanzar el pleno empleo, erradicar el trabajo no registrado, dignificar a miles de jóvenes que no tienen trabajo, y originar una matriz distributiva que garantice los grados de libertad, que brindan, tener vivienda, trabajo, educación, salud y protección a quienes no pueden hacerlo por sus propios medios.
Si resolvemos estas contradicciones favorablemente, habremos cumplido holgadamente con el mandato de las urnas, creando condiciones insuperables para alcanzar la unidad nacional y determinaciones significativas para la integración política de nuestro continente.
Sería un error imperdonable considerar que el mandato de las urnas no está direccionado a resolver estas contradicciones, y comprar el discurso del enemigo, que explica el resultado electoral por la bonanza económica y la baja calidad de los dirigentes de la oposición.
Conclusiones
Es bueno recordar que este proceso comenzó en el 2001, el “que se vayan todos”, representa el repudio a los poderes fácticos y por añadidura a la dirigencia política genuflexa que los representaba, es en ese momento, cuando el pueblo argentino se saca de encima la derrota del 76; no eran solamente los políticos los que recibían la repulsa del pueblo en la calle, las caras visibles de las grandes corporaciones y las entidades financieras, se encontraban en igual situación.
Néstor fue el mejor interprete de ello, el que pudo observar con toda lucidez, que el pueblo estaba para más, no para menos; cada decisión de gobierno que representaba un avance sobre los poderes fácticos, era la que contribuía a modificar el consenso de un 22% en un 60% de imagen positiva al momento de terminar su mandato.
Es verdad que su muerte tiene un impacto directo sobre el consenso electoral, pero ello no se debe a una actitud piadosa de nuestro pueblo hacia Cristina, la lectura que corresponde, es la del reconocimiento tardío de nuestro pueblo, a la valentía de confrontar con los poderes fácticos, sabiendo que con ello, perdía poder institucional y comunicacional, y que en el fragor de esa batalla era consciente, que se le iba la vida.
Resolver las contradicciones que señalamos es transitar hacia el horizonte de la liberación definitiva de nuestro pueblo, es dimensionar el concepto de profundizar el modelo, y darle sentido a nuestra militancia desde el peronismo combativo y revolucionario.
MOVIMIENTO DE LIBERACION CARLOS MUGICA
OCTUBRE 2011